Experiencias sensoriales y conexión con la naturaleza: PRM Refugio Esperanza Cañete promueve el bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes

La ejecución de este tipo de actividades con un enfoque integral busca mejorar la conexión con la naturaleza y reducir el estrés en niños y adolescentes a través de actividades adaptadas a su edad y cultura, estimulando su desarrollo socioemocional y promoviendo un mayor bienestar.

En un mundo cada vez más acelerado y tecnológico, la importancia de conectar con nuestras emociones y el entorno natural se vuelve fundamental, especialmente para el desarrollo saludable de niños, niñas y adolescentes. Con esta premisa, el programa de Reparación al Maltrato Grave (PRM), Refugio Esperanza Cañete, buscó desarrollar la actividad “Experiencias Sensoriales y Seguras”, esto a través de técnicas como baños de bosque, mindfulness y juegos táctiles a niños y jóvenes participantes del programa.

El PRM Cañete es un programa que busca una recuperación integral de más de 250 niños(as) y adolescentes que han sido víctimas de graves vulneraciones de derechos, cubriendo territorialmente toda la provincia de Arauco. A esto se suman, la situación de violencia que vive la zona, además de los contextos de difícil acceso, los que presentan connotaciones de ruralidad y extrema pobreza que impactan de sobre manera en las posibilidades de desarrollo de los niños y jóvenes, profundizando las dinámicas de violencia y maltrato en que viven.

“En el PRM Refugio Esperanza Cañete, nos esforzamos por brindar herramientas y espacios donde niños y adolescentes puedan explorar y fortalecer su conexión con la naturaleza, al tiempo que desarrollan habilidades socioemocionales claves. Creemos firmemente en el poder transformador de estas experiencias”, afirma el director, Flavio Padilla Norambuena.

Las actividades implementadas estuvieron adaptadas a diferentes grupos de edad y culturas, fomentando así la inclusión y la diversidad. Desde juegos táctiles hasta rituales de conexión con los elementos naturales, cada actividad tiene como objetivo estimular el desarrollo sensorial y emocional de los participantes.

En la instancia se ofrecieron una variedad de actividades sensoriales tales como el Baño de Bosque, una práctica que involucra sumergirse en la naturaleza y aprovechar sus beneficios para la salud. A través de caminatas guiadas por senderos naturales, los participantes tienen la oportunidad de conectar con los sonidos, aromas y texturas del bosque, lo que promueve la relajación y reduce el estrés.

“Al principio, algunos de los participantes estaban un poco escépticos sobre cómo podría ayudarles el Baño de bosque. Pero después de experimentarlo, muchos de ellos han expresado una sensación de calma y claridad mental que no habían experimentado antes”, comenta el director.

Otra de las metodologías fundamentales es el Mindfulness, que enseñó a los jóvenes a estar presentes en el momento y a gestionar sus pensamientos y emociones de manera consciente. A través de ejercicios de respiración, meditación y atención plena, los participantes aprenden a cultivar la calma interior y a responder de manera más reflexiva a los desafíos cotidianos.

Además de estas prácticas, el programa también ofrece técnicas como el Theraplay y juegos táctiles, diseñados para estimular el desarrollo sensorial y emocional de los participantes, así como para fomentar habilidades sociales y de colaboración.

Estas iniciativas no solo buscan fortalecer el bienestar emocional de los participantes, sino que también complementan el trabajo realizado por los profesionales del PRM. “Muchos de los niños, niñas y adolescentes que llegan a nosotros han experimentado traumas significativos. Es fundamental ofrecerles herramientas para sanar, tanto a nivel emocional como físico, y las actividades en la naturaleza juegan un papel crucial en este proceso”, explica Padilla Norambuena.

El PRM Refugio Esperanza Cañete, busca fortalecer habilidades sociales y promover la colaboración, y al mismo tiempo fomentar un mayor bienestar emocional y la reducción del estrés en la vida cotidiana de los jóvenes, proporcionando experiencias positivas y herramientas de autodescubrimiento que contribuyen significativamente al proceso de sanación y crecimiento de los niños, niñas y adolescentes que participan en él.