Por Nicolás Arrepol, director del Programa Refugio Esperanza Tomé
Los hechos ocurridos desde el 18 de octubre de 2019 han provocado mirar con más profundidad el hecho de que los derechos humanos de los niños deben ser respetados aún en contexto de crisis social. Es deber del Estado garantizar su promoción, protección y restitución cada vez que se ven amenazados o vulnerados, conforme a la ratificación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño de 1990 . No obstante, hay quienes han señalado que antes de que salgan a exigir sus derechos, los niños y adolescentes cumplan primero con sus deberes. Esta discusión ha estado siempre presente y refuerza la necesidad de aclarar algunos elementos conceptuales.
Tal como lo muestra la historia, los derechos humanos son producto de las luchas sociales contra las injusticias y desigualdades sociales. Históricamente estas luchas han expresado, de alguna u otra forma, la manera en cómo se ejercía el poder en distintas partes del mundo. Entonces, son pertinentes a una realidad social e histórica específica y han sido entendidos como los mínimos acuerdos alcanzados por los estados para entregar protección frente a las arbitrariedades.
Otros instrumentos internacionales, como la convención internacional contra todas las formas de discriminación de la mujer, los pactos internacionales de derechos civiles y políticos y el de derechos económicos sociales y culturales, la convención contra la tortura y la convención internacional de los derechos del niño, tienen varias cosas en común: reconocer los derechos cuando se avanza en el reconocimiento de las necesidades de la humanidad y en la comprensión de la persona y su dignidad.
Es fundamental tener claro que los derechos expresados en la Convención Internacional de los Derechos del Niño son sólo especificaciones y precisiones de los derechos humanos aplicados a niños y niñas dada su especial condición y estado de crecimiento y a la necesidad de protección especial. Todo ser humano desde el momento que nace es persona y sujeto de derechos. Por lo tanto, los derechos de los niños siempre han sido derechos humanos y es deber del Estado protegerlos y restituirlos.