[Columna de Opinión] Dos años del Programa Casas Compartidas para Jóvenes de la Corporación CATIM

En estos 2 años de existencia del programa los desafíos, los problemas y las frustraciones han sido muchos, pero también los logros.

Por Óscar Vidal Fuentes.

El 26 de enero es una fecha que se recuerda porque en 1990 Chile suscribía la Convención sobre los derechos del niño, coincidentemente el 26 de enero del 2021 se da comienzo al programa Casas Compartidas para Jóvenes que la corporación CATIM mantiene en Concepción, implementado por el Ministerio De Desarrollo Social y Familia como una nueva política pública que busca acompañar hacia la autonomía exitosa a jóvenes que han pasado parte de su adolescencia en situación de calle o que han egresado del sistema residencial de infancia sin contar con un hogar y con las mínimas garantías de bienestar.

La coincidencia de ambas fechas nos lleva a la reflexión sobre el estado actual de la protección de la infancia y la juventud en nuestro país. La deuda es grande y la tarea es descomunal, en una sociedad aislada y poco atenta al bienestar ajeno. Sumado a la crisis sanitaria de los pasados años, las crisis sociales, la crisis de salud mental, la crisis habitacional, etc., nos lleva a dar mayor valor a un programa social enfocado en la juventud que instala viviendas dignas y bien acondicionadas para su tránsito hacia la vida independiente. Si bien es una vivienda transitoria, les permite a los y las jóvenes afrontar su propia adultez con herramientas de autocuidado y pensadas para su desarrollo personal, laboral y financiero.

En estos 2 años de existencia del programa los desafíos, los problemas y las frustraciones han sido muchos, pero también los logros: hemos logrado instalar 5 viviendas, para un total de 15 jóvenes, además de otras soluciones transitorias, varios de los jóvenes han logrado terminar sus estudios medios, comenzar carreras universitarias, mantener empleos estables, capacitarse, restablecer lazos familiares, comenzar sus propias familias, también han logrado ser empáticos y solidarios con sus propios compañeros y jugársela por una vida donde puedan elegir libremente su destino.

Es por esto que como corporación hemos trabajado por varias décadas con un sentido profundo de la justicia social, sabiendo que son las propias personas las dueñas de sus procesos.

La deuda con nuestra infancia es grande, por esto celebramos los avances recientes como la ley de protección integral promulgada en 2022 y los avances en configurar una nueva institucionalidad para la protección. Sabemos que es insuficiente y que no se pueden bajar los brazos en esta materia, es urgente que como sociedad nos hagamos responsables de aquellas infancias que sufren maltrato, abuso y que por distintos motivos no puede vivir con su familia. En nuestro caso, también es urgente avanzar hacia un sistema integral de protección residencial para adolescentes y jóvenes que se haga cargo de un vacío profundo en nuestra sociedad.

Este 2023, como corporación Catim, cumplimos 30 años de trabajo, atendiendo cada año a más de 3.000 familia y con presencia en las regiones de Biobío y Ñuble, comprometidos con el buen trato, con especial énfasis en la infancia, pero también con todas las personas, para que en conjunto tengamos las herramientas para una mejor sociedad.

Óscar Vidal  Fuentes – psicólogo, coordinador Casas Compartidas para Jóvenes