El programa tiene como propósito apoyar el desarrollo integral de los niños, niñas, adolescentes y sus cuidadores mediante un proceso de acompañamiento psicosocial y sociolaboral.
El programa Abriendo Caminos convenio 2021 región de Ñuble, inicia funciones durante el mes de diciembre de 2021, basando su estrategia en la promoción y protección social de niños, niñas y adolescentes de 0 a 18 años, con un adulto significativo privado de libertad y su cuidador principal. Su objetivo es apoyar a estos, buscando mitigar los efectos psicológicos, familiares y sociales que les provoca la separación forzosa prolongada del adulto privado de libertad, trabajando áreas en torno a la salud, la educación y la protección de derechos, además de la relación familiar y el acceso de redes, siendo la comunicación y las emociones pilares fundamentales en el trabajo.
El programa, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, del Subsistema Seguridades y Oportunidades, se extiende por todo el territorio nacional, siendo el equipo de Ñuble el encargado de llevar adelante los desafíos de Catim, una tarea relevante para los seis profesionales que conforman el programa.
Abriendo Caminos Catim Ñuble, cuenta como cobertura territorial las comunas pertenecientes a las tres provincias de la región, Diguillin, Punilla e Itata, abarcando durante este período de ejecución las comunas de Bulnes, Chillán, Chillán Viejo, Pinto, San Carlos y Coihueco, logrando así una atención que alcanza a 80 niños, niñas, adolescentes junto a su cuidador/a principal.
“Ser parte del primer programa Catim ejecutado en la región de Ñuble se ha convertido en un gran desafío para todo el equipo profesional, ya que tras años de exitosos programas desarrollados principalmente en la región del Biobío, nuestro programa espera consolidar los valores y principios fundamentales de la familia Catim, que destaca tanto por la excelencia profesional, como por el trabajo colaborativo y la mantención de relaciones sociales y laborales bientratantes”, señala la directora, Patricia Varela Oviedo.
La protección infantil desde el foco familiar
Un tema fundamental para llevar a cabo este trabajo es alcanzar una intervención basada en las confianzas y vínculos que se desarrollan con los participantes.
Para la directora, Patricia Varela Oviedo, “un punto importante que favorece la formación de confianza y validación de la intervención profesional por parte de las familias beneficiarias, es que la incorporación y mantención en el programa es voluntaria, respondiendo al real interés de recibir orientación y apoyo profesional constante, por tanto no considera la supervisión judicial (a menos que fuera necesaria), procedimiento característico de los programas que apuntan a la vulneración de derechos de la infancia y que históricamente ha sido significado desde las familias como un sistema evaluador-opresivo”.
El equipo conformado por cuatro trabajadores sociales, un psicólogo y una socióloga, brindan un acompañamiento profesional a familias que se han visto afectadas a nivel afectivo, social y económico. Para ello se realiza un acompañamiento profesional personalizado, que considera conserjerías, tutorías, asesorías y talleres, tanto para el cuidador principal como para los niños, niñas y adolescentes del grupo familiar ingresado al programa. El trabajo además incorpora asesoría Sociolaboral dirigida a los cuidadores/as principales, para la promoción de competencias de empleabilidad, apoyo en la búsqueda de empleo o mejora de la actividad laboral, según necesidad presentada. El trabajo de coordinación con redes, que permite a los grupos familiares un acceso oportuno y orientado a servicios y prestaciones y la entrega de bonos y transferencias monetarias, según cumplimiento de los requisitos de acceso establecidos en la ley 20.595.
“Otra estrategia de intervención que favorece la aceptación y validación de la intervención, en la etapa de acompañamiento sociolaboral, considera la preparación y entrega de herramientas concretas, para que el cuidador/a principal pueda incorporarse al mundo laboral y así favorecer el retorno a la estabilidad económica familiar, que pudo verse afectada por ausencia, en la mayoría de los casos, del principal proveedor/a del grupo familiar, generando, en la mayoría de los casos, un desequilibrio en la estructura familiar, incertidumbre ante el futuro y sensación de desamparo, especialmente en los más pequeños, quienes presentan mayor dificultad para comprender los motivos de la separación.” explica la directora.